miércoles, 30 de septiembre de 2009

Teoría de la vida I

Acabando ya la ardua jornada de trabajo, me dije porque no alguna reflexión para el blog. Es una gran verdad esbozada por algunos colegas en una noche en la cual nos reunimos para compartir unos quesos, embutidos varios, empanadas y generosos frutos de la vid. El agua estuvo terminantemente prohibida.

La tesis dice más o menos lo siguiente: Uno (yo, por lo menos) es un boludo, un salame. Conformamos tal vez el grupo de aquellos/as que no nos hemos destacado demasiado (ni para abajo ni para arriba). Tal vez alguno haya robado algún premio en el colegio o se llevo una o dos materias, pero seguramente no estábamos ni en la última ni en la primera fila.

La premisa mayor de la tesis es uno hoy con sus no sé mozos 24 primaveras, algunas 27, 29, 30 y algunas más también; en el fondo seguimos siendo los mismos que daban sus primeros pasos en la facultad, en su primer trabajo.

Uno es y sigue siendo –en literatura gauchesca- un 4 de copas (de bastos, espadas u oros, si prefieren). Aquel que comete los mismos errores, aquel gilún de siempre. Sin embargo, la escuela de la vida, la universidad de la calle y de las suelas gastadas (aunque sea un poco) nos han dado con el correr del tiempo algunas armas para evitar ser carne de cañón de la terrible máquina de cortar boludos.

Es así que por ejemplo uno al pretender intimar con una/un miembro del género opuesto (obviamente) según corresponda, tiene ya curtido por la vida y los nos algunos tips, que hacen que nuestro 4 se convierta lentamente en una carta un poco más respetable.

Uno se maneja con un bólido interesante, biplaza, monoplaza, color oscuro por supuesto y despierta –en principio- cierta atención. Suma un punto.

Elige un buen resto, por alguna zona de onda Cañitas, Belgrano, alguno de los tanto Palermos y –por que no- suma otro poroto.

Continuando, uno recomienda un buen plato, un trago exótico a su acompañante y sin lugar a dudas suma un preciado puntito más.

Para cuando uno se quiere acordar (o la otra/el otro) se percata, ya hemos sumado tres o más porotos. Dejamos de ser aquel mero 4 de copas, cualunque, indistinguible, para al menos promocionar –como indica la jerga.

Finalmente, cualquiera (o casi cualquiera) con un tiempito, quien te dice: pega el batacazo!!

1 comentario: